viernes, 23 de octubre de 2009

Ellos

¿Para que mirarse, si se sentían, si se sabían completos, si nacieron para ser "ellos"?

Cada latido de sus corazone
s repercutía en el otro, era para el otro. A su lado, carecían las maneras de demostrar afecto, de expresar sentimientos, de materializar sensaciones en palabras.
Se miraban porque así lo deseaban, para evitar saber el caos a su alrededor, para refugiarse en "eso" que escapa a los convencionalismos, a la lógica, a los guiones, al consciente.

¿Acaso una palabra podría precisar lo que en ellos h
abitaban? ¿Bastaría un poema, una flor, un beso para demostrar lo que no se puede explicar? Ellos eran "eso"; cada poro de su cuerpo emanaba ese placer de saberse, de tenerse, de poseerse.
¿Podríamos acaso lograr comprender en algún momento de nue
stra era esa conexión que parecía fuera de nuestro mundo, nuestro plano?
Los placeres se vuelven banales, los sueños inalcanzables, las caricias, ajenas.

Ellos eran, son y serán.


Mientras nosotros, ustedes, los demás, morimos por llegar a ser. Por mirarnos, aunque sólo sea por necesidad, más que por placer.


Profesor P

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