viernes, 23 de octubre de 2009

Ellos

¿Para que mirarse, si se sentían, si se sabían completos, si nacieron para ser "ellos"?

Cada latido de sus corazone
s repercutía en el otro, era para el otro. A su lado, carecían las maneras de demostrar afecto, de expresar sentimientos, de materializar sensaciones en palabras.
Se miraban porque así lo deseaban, para evitar saber el caos a su alrededor, para refugiarse en "eso" que escapa a los convencionalismos, a la lógica, a los guiones, al consciente.

¿Acaso una palabra podría precisar lo que en ellos h
abitaban? ¿Bastaría un poema, una flor, un beso para demostrar lo que no se puede explicar? Ellos eran "eso"; cada poro de su cuerpo emanaba ese placer de saberse, de tenerse, de poseerse.
¿Podríamos acaso lograr comprender en algún momento de nue
stra era esa conexión que parecía fuera de nuestro mundo, nuestro plano?
Los placeres se vuelven banales, los sueños inalcanzables, las caricias, ajenas.

Ellos eran, son y serán.


Mientras nosotros, ustedes, los demás, morimos por llegar a ser. Por mirarnos, aunque sólo sea por necesidad, más que por placer.


Profesor P

domingo, 11 de octubre de 2009

Como un cuento (devolución de gentilezas)

Le devuelvo la amabilidad a un amigo...y le sedo respeto a un ser extraordinario y luminoso, y les convido este blog para que se deleiten ( http://puntozycomas.blogspot.com )


Como un cuento, Juan Ignacio Maglione

Me lo describió como un cuento. Cada imagen expresada con poesía y admiración, miedo y algarabía, sudorosa ansiedad.
El relato me entretenía, pero a su vez, me encandilaba; me sofocaba. Pero como quién no quiere la cosa, hay códigos que son inquebrantables (D. B. es un buen ejemplo de aquellos que violan esta sagrada alianza; tema que mi amigo, el Profesor P, quiere discutir con ustedes pronto). Por ese mismo motivo, preste oídos a tan idílica propuesta.
Comenzó, dijo, con un compromiso sobre la marcha cancelado, que no le quita mérito ni resta importancia, dado que siempre es bueno explorar por fuera de la rutina ; interesante como uno puede elevar su potencial como ser social, fomentando su naturalidad, su "yo innato". Para bien o para mal, de acuerdo al ojo curioso y experto. Los resultados pueden variar.
Un compromiso antes asumido y que sólo de él dependía su realización, le daba la señal de alarma de que no hay que abusar de lo que uno no quiere ser... o lo que no se anima a ser. Todo a la normalidad, diría él. Lejos de estarlo.
Un señuelo de la paninstitución de turno en esta carrera hacia la destrucción, consume nuestro tiempo, nuestras ilusiones y porvenires; Absorbe toda nuestra atención, idealismo, máscara, vestido, "ser". Ese señuelo nos lleva a explorar lo mas bajo de nuestros instintos, valores. Y así pasan las moléculas, así el sol se va perdiendo en lo que creemos un horizonte...un perecer de la luz, del bien, de la vista de ese Otro protector y omnipresente, conocedor de "nuestra verdad".
El deseo, continuó con su relato mientras el aire se llena de dulzor que emanaba de su interior, de conquistar la oscuridad, apoderarse de lo que no suele ser, mostró su lugar y plantó bandera ante la cordura y el "deber ser". De ahí a lo que siguió solo bastaron recordatorios de los señuelos.
Ver pasar los años, nuestras eras, nuestros universos, nuestros planos, da que pensar, conlleva una reflexión.
Demás que está decir, que a esta altura, yo consideraba que la historia tenía su atractivo, si era lo suficientemente atento. No será como nuestro querido "Gonzo", pero se hace querer.
Los años, pensó en voz alta, son algo divertidamente raro. Como nos van haciendo tan diferentes, sin darnos tiempo para notarlo. ¿Los años serán acaso, también, una unidad de distancia?
Rodar con horizonte desconocido, es toda una aventura, que se debe hacer acompañado. El refugio, aunque en tierras inhóspitas, despierta atractivos exóticos. Deleite para el cerebro, la mente y el espíritu.
¿Y si acaso toda aventura tiene su lado tenebroso? ¿Si eso acarrea el mayor peso de crecer y evolucionar, de elevar?
Mostrar lo que se sabe, ser inteligentes, pero no con el cerebro, con el "ser", abre las puertas.
Saberse entero, con debilidades y fortalezas, quererse, respetarse peor también temerse. Admirarse y aterrarse. Saber que somos un universo donde habitan el bien y el mal, la luz y la oscuridad, el día la noche, el ser y el deber, el vivir o sobrevivir.

Vivirlo no es la cuestión, o no todo lo es, sino verse haciéndola, reflexionándola, sintiéndola, absorbiéndola.

De nuevo frente a mi monitor y mi teclado, escuchando una gran banda respetada y amada, y que además frecuento, escribo su historia, lo homenajeo, lo libero, lo convido.

Sean felices... siempre