miércoles, 18 de noviembre de 2009

S.D.

Decía que sus sueños consistían en hacer algo para jamás verlo terminado, y le decían que estaba loco.
No comprendían que, quizás, era uno de los pocos cuerdos. Su tatuaje con las siglas "S.D." (cuantas fuerzas le traen esas dos palabras, esas dos que un gran ser manifestó para comenzar, de una vez por todas, la mayor revolución emocional que pudiera existir jamás) parecía cada día mas gastado de tanto mirarlo. Parecía ser su fuente de poder.
Sostenía que su plan en este mundo era muy claro, muy sencillo de ver: “debía dejar su huella”.
¿Qué mi sueño es una locura?, reía cuando alguien parecía no entender. ¿Una locura creer que puedo cambiar mis mundos, mis lugares? A esa altura de la contestación al agravio sufrido, su mirada cambiaba de brillo, de forma. El verde de sus ojos se encendía, disparaban sentimientos, afelinaba la mirada, con esa mezcla de concentración y agudeza.
¿Qué es imposible que la gente crea en el cambio, en que algo mejor se avecina? Era importante tener tiempo para escuchar todas sus discrepancias si nos sentíamos capaces de cuestionar sus anhelos.
Pensaba que el sentir está por encima del pensar, y le decían inútil.
Tal vez no era ese su lugar, pero no carecía de ambiciones y potencial.
¿Inútil es reconocer la maravilla de mi alrededor, alejado de contaminaciones de ocasión, de poder, de avaricia, de oscuridad?
Algún día comprenderán que los inútiles fueron aquellos que dedicaron su tiempo a sobrevivir en un mundo que se hundía en lugar de vivir para hacer su mundo, su lugar, con lo verdaderamente necesario para nosotros.
Cuantas ganas tenía de hablar de este extraño sujeto que tengo la imposibilidad de desconocer, porque no sería yo sin él. Es irónico pensar que su nombre se me haya olvidado, o que nunca lo haya sabido. Tal vez sea sólo que no podría exponerlo a volver a nuestro mundo que se hunde.
Buscaré algún nombre que pueda dibujarlo, enmascararlo para que siga siendo él.
Pero necesitaba rememorarlo, quería y tenía que saber algo de él. Saber a ciencia cierta que hay personas como él entre nosotros. Pero que debemos ser muy cautos, no sólo para descubrirlos, sino también para sentirlos, para hacerlos parte de nosotros.
¿Cuándo tendré noticias tuyas? Es extraño saber que aunque tus enseñanzas me asustan por lo que me modifican, las espero con ansias, con un honorable respeto, y una puteada también.
Profesor P

sábado, 14 de noviembre de 2009

La belleza

¿Este sonido de donde sale? ¿Qué es esto?

Me encuentro al monitor de mi pc.

Se podría exponer la teoría que bajaba música, hablaba con gente que no esta en ningún lado (igual que yo), y se ve que he deglutido una sabrosa torta;

Imagínese la torta como un bizcochuelo…tampoco era para tener una torta de casamiento.

Vuelvo al eje de la cuestión; “¿cuánto hace que estoy acá, o quienes están a mi alrededor?”.

Arremeto con ganas al teclado…quiero terminar con esto y desconocer cada vez menos, estar cada vez más cerca de conocerlo todo.

Dos viejos mosqueteros de quimeras se duelan, no como enemigos, sino como “Primos”, con el corazón, por el amor al noble arte, el arte de la belleza echa palabra, algo tangible, al alcance de nuestras manos.

Ya no importa el sonido, aunque ahora descubro que era música a través de unos auriculares.

Nada para ver, señores … No hay comentarios sobre el tema… Caso cerrado.

A esta altura, el punto es:

Perdón por la interrupción, pero hacia sociales.

Pero de los de verdad, cara a cara, mirándose a los ojos, sintiendo el mismo aire, conscientes que cada movimiento que realicemos junto a ellos, alterará el espacio-tiempo, y nos conducirá por una semirrecta, a determinadas realidades, dejando algunas sin efecto ya.

Aunque pensándolo mejor, podría haber continuado con la narración sin demasiado inconveniente. Pero creo que a esta altura ya hay cierta confianza, ¿no?

Las cosas claras.

Bueno, la cuestión es la siguiente:

“¿Nos maravillamos ante una belleza al tenerla presente, o la emoción está relacionada con la indiscutible sensación de que decidimos hacer bello lo que vemos, porque encontramos en eso una representación inconsciente; en una parte de nosotros habita esa belleza, y ahora estamos un paso mas cerca de completar el rompecabezas que llamamos “alma”, “espíritu”, “ser”.

Que satisfacción se siente cuando completamos un rompecabezas, ¿no?

Imaginen completando “su” rompecabezas. No tendría igual.

Para lo que queda de sus vidas, les deseo que completen su rompecabezas, o que al menos hayan tenido el valor de intentarlo.